Por Soledad Durazo
Hay quienes sostienen sin parpadear que México es un país unido y que lo unen muchas cosas, además del idioma.
Otra parte sostiene que luego, o paralelo al idioma, a México solo lo une la Virgen de Guadalupe y el Grito de Independencia.
Un buen amigo, a quien considero inteligente y a veces sensato, sostiene que México es un país perfectamente identificable por cientos de millones de personas, pero no está integrado como nación y que esa es la razón por la cual algo que sucede en Campeche se queda en Campeche, o no se siente en Sonora o en Nuevo León. Hoy menos que nunca. Con cierta tristeza, explica este amigo, una bomba que se lleve del mapa a Chiapas, Guerrero o Oaxaca, o a los tres, no provocaría realmente una pérdida y un duelo en los estados del norte, ni a la inversa, es decir, si la bomba se lleva a Sonora, Chihuahua y Coahuila, en Oaxaca o Michoacán no nos extrañaría más de una hora. Eso se debe a que la integración como país es una asignatura pendiente.
Recordemos, por ejemplo, que más de la mitad de nuestro territorio fue vendido a Estados Unidos, o robado por Estados Unidos, como se quiera ver, porque no estaba integrado por el país. Porque la Nueva España entonces y el México de ahora no estaban integrados. Podrían decir que tenían un territorio, una población y un idioma, pero no había una integración social, económica o cívica.
No se defiende a México de la misma manera en el Suchiate que en el Bravo, en el Usumacinta que a las veras del río Colorado.
Ni siquiera hablan del mismo México.
La integración de México como país va más allá de un grito, un tequila, unos cohetes y un estilo personal de dar un grito.
¿Siente usted algo por las personas que viven 2,000 km al sur o al norte, depende de donde me lea? ¿Los considera sus hermanos? ¿Estaría usted dispuesto a vender su casa para salvar la de ellos?
Usted, en la soledad de su alcoba, ¿quiere que este país sea el de sus nietos?
¿Le parece a usted interesante o posible que México se divida en dos: México del Norte y México del Sur?
¡¡¡Viva México!!! O ¿Viva México?
¿Podemos pensar en que dentro de 20 años seremos un país unido, próspero, en paz y, sobre todo, seremos un país integrado?
Hay quienes sostienen que sí, con el optimismo de nuestros deseos. Hay quienes dicen que no, con el pesimismo de la objetividad.
¿Qué opina usted? ¿Qué siente? ¿Qué piensa?
Las tres preguntas son distintas. Responda y, si lo considera, compártalas.
Una cosa final: ¿será que la desgracia provocada por la inseguridad, los desaparecidos, los desplazamientos forzados terminará por unirnos y condolernos de los otros mexicanos a kilómetros de distancia?
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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