No son pocos quienes piensan que el manto protector que cubrió al presidente Andrés Manuel López Obrador durante estos primeros años de su mandato empezó a registrar las primeras rasgaduras a partir de que fuese descubierta la opulencia con la que vive el mayor de sus hijos en Houston.
Quienes han estado cerca del proceso y del “preciso” han compartido a sus allegados que la tardanza en tratar de contener la crisis y los desatinos en el intento se debieron, entre otras cosas, a una poco fluida –por decirlo suave– relación entre el presidente y su primogénito… Y cuando el río suena…
Han señalado, además, que la primera llamada después de varios intentos que tuvo el padre para que el hijo le tomara el teléfono, lejos de acelerar la contención de daños, la retrasó más, pues en lugar de empezar a buscar soluciones los reclamos del mayor hacia el menor fueron fuertes y muchos.
Me cuesta trabajo imaginar, pero supongo que debemos darle el beneficio de la duda y considerar que no supiese cómo estaba viviendo su hijo, pero ahora que lo sabe se le complica mantener la imagen juarista de la “justa medianía”, y aunque nada ruboriza al presidente supongo que la pensará dos veces para criticar a los aspiracionistas, que son los malos.
Pero volviendo al caso de la casa y de la supuesta fría relación entre padre-hijo- nuera, “baste ver cómo se refiere el presidente a su nuera con ese ‘al parecer la señora es la del dinero’ para darte cuenta de que la relación no es buena”, argumentan quienes dicen conocer de cerca la situación.
La cuestión es, pues, que Presidencia, el presidente y Morena están ante una crisis que no habían experimentado antes (y ni siquiera calculado) y cuyos efectos empiezan a notarse en la narrativa que se ha expresado estos días en redes sociales, principalmente.
El 18 de febrero la aprobación presidencial registró su valor más bajo (60.1%) desde septiembre de 2021 en la evaluación semanal que hace Consulta Mitofsky para El Economista. El presidente trae una racha negativa desde diciembre y la semana del escándalo de “la casa gris” sus números bajaron siete décimas, lo que de acuerdo con lo que explica Roy Campos “no es poco, pues significa alrededor de medio millón de personas”.
Pero luego, cuando el presidente pretendió exhibir las percepciones económicas del periodista Carlos Loret de Mola sus números bajaron 1.1% tan solo en tres días –de viernes a lunes– y en términos generales el tema de “la casa gris” le ha pegado a la aprobación presidencial, en números de 63.4% en que se encontraba a 60.1% al viernes de la semana que acaba de concluir.
Con 18 gubernaturas al momento, Morena y el presidente se sentían más que firmes. López Obrador y sus delfines Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard hoy ya no la tienen tan fácil. Ifigenia Martínez, una de las mujeres más emblemáticas de la izquierda mexicana, ha roto abiertamente con el presidente. Negó su voto y su firma para la carta de respaldo. Costó trabajo convencer a Monreal… Las divisiones en el interior comienzan a fracturar alianzas al grado que se tardaron más de siete días en manifestar apoyo.
No es raro que el último tramo de mandato para un gobernante marque su declive; el presidente López Obrador ya está en la segunda mitad de su sexenio y frente a sí tiene en lo inmediato dos situaciones que podrían ayudarle: por un lado la revocación de mandato, que seguramente el 10 de abril le dará elementos para mantener su discurso de que el pueblo lo quiere, y por el otro los procesos electorales en seis estados con amplias posibilidades de que Morena se quede con el triunfo en por lo menos cuatro de ellos, y eso impulsaría la permanencia de la marca para las elecciones de 2024.
Al presidente evidentemente le interesa que los principios de su 4T perduren más allá de su mandato; es su legado, su forma de trascender. Habrá que ver, insisto, cómo siguen las relaciones entre los grupos morenistas que tuvieron en la designación de puestos en el gabinete y los reacomodos en el mismo sus primeros encontronazos.
Posteriormente, en la definición de la dirigencia nacional, que por medio de una encuesta dejó a Mario Delgado en la presidencia, hubo otro descalabro empezando por la expresión aquella del perdedor en la “contienda” Porfirio Muñoz Ledo cuando dijo: “Fue un cochinero… dicen que van por la cuarta transformación, lo que están haciendo es la cuarta malversación”. Las definiciones de candidaturas, las elecciones de 2021, etcétera, son situaciones que se van acumulando y que tendrán su cúspide en la designación que haga el presidente del candidato o la candidata a sucederle.
Hay quienes apuestan doble contra sencillo a que la candidata será Claudia Sheinbaum, pero también los hay que aseguran que Marcelo Ebrard no se quedará fuera de la boleta y Ricardo Monreal por su lado ha dicho que a él no lo quitan de la papeleta electoral.
En los tres casos el presidente gana.
@soledaddurazo
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