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Por Soledad Durazo

Es fácil entender el dolor de una persona que busca a su familiar desaparecido. Quienes han parido aseguran -y quienes no lo hemos hecho, no tenemos porqué dudarlo- que no hay dolor o gozo para una mujer, superior a lo que pueda venir de algo que hace, sufre o logra su hijx.

Por ello, no es difícil imaginar el dolor, particularmente, de una madre que busca a su hijx desaparecidx.

Hemos visto a las madres buscadoras -literal y metafóricamente- rascar con sus uñas la tierra, para buscar algo que le permita reunirse por lo menos con los restos de su hijx.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.