Por Sonia Garza*

Aunque muchos lo piensen, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres no son temas de moda, debido a que estos conceptos se discutían desde el siglo pasado, pero colocarlos en la agenda pública internacional significó que los Estados parte comprendieran la relevancia de diseñar y poner en marcha medidas necesarias para atender diversas problemáticas que afrontaba la mitad de la población.  

En el marco de la creación de ONU Mujeres, instancia que surgió en 2010, la expresión “empoderamiento” tomó mayor fuerza, para denominar el impulso de la participación femenina en la toma de decisiones en todos los ámbitos de desarrollo. Desde la lucha por el sufragio hasta los movimientos contemporáneos por la igualdad de género; el rol de las mujeres en la sociedad ha sido objeto de debate y reivindicación. 

Pese a los instrumentos que reconocen nuestros derechos, persiste una enorme brecha entre los compromisos y las acciones. A la luz de los valiosos avances, debemos reconocer, analizar y combatir los retrocesos, así que el empoderamiento femenino sigue siendo una cuestión a trabajar en primera línea.

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.