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Por Sonia Garza González

Casi para concluir el 2023 circuló con mucha fuerza la desafiante interrogante de si México estaba preparado para ser gobernado por una mujer. No era una pregunta innovadora, debido a que la historia política nacional incluía mujeres candidatas (en el estricto sentido técnico). “La puerta la abrió Rosario Ibarra de Piedra, la activista que durante décadas buscó a su hijo desaparecido apareció como la primera mujer que compitió por la Presidencia de México en 1982, cuando ganó José López Portillo”, repitiendo su apuesta en 1988. En 1994, dos mujeres más participaron en la contienda: Cecilia Soto y Marcela Lombardo; en 2006, Patricia Mercado lo hizo; en 2012, Josefina Vázquez Mota y, en 2018, aunque desistió en el camino, Margarita Zavala quiso intentarlo.

Con los resultados del último proceso electoral, ¿podemos discutir si ya vivimos en una sociedad realmente democrática, equitativa e igualitaria? Ante la ley todos somos iguales, pero –seamos honestos- no es una cuestión completamente cierta. Es innegable que en los Poderes Legislativo y Judicial, desde hace un tiempo muchas mujeres están participando activa y destacadamente; en el poder Ejecutivo, cada vez se amplía la lista de Secretarias de Estado, Embajadoras, Alcaldesas, Gobernadoras, y apenas llegó la primera Presidenta de México.

¿Qué le faltaba a nuestro país para que esto fuera una realidad? ¿Cómo podemos consolidar el piso parejo en todos los ámbitos, reconociendo que los cimientos ya existen? ¿Realmente estamos iniciando un nuevo ciclo político y social?

Muy en corto esbozaré algunas reflexiones para contestar estas interrogantes. ¿Qué le faltaba a nuestro país para que esto fuera una realidad? Mujeres talentosas, competentes y altamente responsables siempre han existido, pero el sistema patriarcal estaba fincado con raíces muy profundas en el inconsciente colectivo. Vienen a mi mente, los casos de presidentas o ministras de otros países ―Nueva Zelanda, Islandia, Alemania, y Dinamarca― que, durante la pandemia, destacaron por su brillante liderazgo, empatía, determinación y eficacia, cuyas acciones por proteger a su población, pronto circularon alrededor del mundo. Guardando las debidas proporciones y si bien es cierto que tenemos diferencias con los sistemas culturales de estas naciones, me niego a pensar que en México no existan, al nivel de estos países, cuadros de liderazgo femenino de excelencia, con amplia visión, capacidad estratega, instrucción técnica y genuina vocación de servicio. Hoy, la doctora Claudia Sheinbaum se une a la lista de las 27 Jefas de Estado en el mundo.

¿Cómo podemos consolidar el piso parejo en todos los ámbitos, reconociendo que los cimientos ya existen? Si bien México tiene ante sí múltiples y variados retos, considero que urgen medidas en el ámbito familiar. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las mujeres en el país dedican a esta tarea 54.3 horas semanales, frente a las 30.2 horas de los hombres. Mientras no haya sistemas integrales de cuidados, limitadamente podremos hablar de avance en derechos, igualdad de género y empoderamiento de las mujeres. El cuidado familiar ya no puede sostenerse a costa del bienestar y crecimiento de las mujeres. 

¿Realmente estamos iniciando un nuevo ciclo político y social? Me pronuncio convencida con un sí. Nos encontramos en un momento histórico. México ha sido noticia relevante a nivel internacional. Pero apelo a que también es un buen momento para dar un giro a la pregunta ¿Estamos preparados para una presidenta en México?, por otro cuestionamiento que nos incluya como agentes de cambio: ¿cuánto colaboraremos para que a la Presidenta le vaya bien y, en consecuencia, nos vaya mejor a todos? Sólo así estaremos en condiciones de reconfigurar verdaderamente la historia nacional, a partir de este emblemático 2024. ¿Ustedes qué opinan?

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