Por Sonia Serrano Íñiguez
Si buscamos en Google Maps el rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, junto al nombre de la finca aparece la leyenda “centro de reclutamiento”. Parece una leyenda de mal gusto, pues en realidad el inmueble era un centro de reclutamiento del crimen organizado, que también se convirtió en un “centro de exterminio”, según la líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, Indira Navarro Lugo.
Lo que este colectivo de familias de personas desaparecidas halló en la finca, ubicada a menos de dos horas de distancia de la Zona Metropolitana de Guadalajara parece una historia de terror: hornos crematorios con restos humanos, cientos de zapatos y de prendas de ropa apiladas, un altar con la Santa Muerte y San Judas Tadeo, restos de armas y de mariguana
Teuchitlán es un pequeño municipio ubicado en la región Valles, una zona que en algún tiempo fue muy importante para la producción de caña. El rancho Izaguirre está cerca de la presa La Vega, una zona turística, que tiene una franja de restaurantes. Según el último conteo de población del Inegi, tiene menos de diez mil habitantes.
El rancho, que algunos han llamado “el Auschwitz” jalisciense, por la similitud de las fotografías de zapatos y prendas de vestir encontradas en el lugar con las que se hallaron en el centro de exterminio nazi, ya había sido ubicado por la Fiscalía del estado en septiembre del año pasado.
La intervención, durante la gestión del ex gobernador Enrique Alfaro Ramírez arrojó la detención de diez personas y el presunto aseguramiento del inmueble. Sin embargo, con la nueva intervención se confirmó que en realidad solo se colocaron cintas para restringir el acceso y luego el rancho fue abandonado por las autoridades.
El domingo pasado, el colectivo Guerreros Buscadores empezó a difundir imágenes que muestran el horror de lo que ocurrió en el sitio. Ellos volvieron al rancho porque un joven se comunicó para informarles que él estuvo ahí y que se utilizó como centro de entrenamiento.