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Por Sophia Huett

Las detenciones de narcomenudistas se logran con patrullajes; la detención de los líderes criminales solo es posible con labores de Inteligencia. 

En la construcción de una Institución civil de seguridad ideal para el país, con un presupuesto de 24 mil millones de pesos anuales y 126 mil integrantes, de acuerdo con las cifras reportadas por el INEGI, de los 2,717 detenidos en 2023, 22 fueron por delincuencia organizada. 

¿22 integrantes de la delincuencia organizada son muchos o pocos? Depende del nivel de liderazgo y su impacto; a juzgar por la situación actual, son pocos. 

La violencia en México la provoca un puñado de personas, en comparación con el resto de la población, pero con alta capacidad de fuego. Son los generadores de violencia, la parte más visible de las estructuras criminales. 

Más homicidios significan mayor número de generadores de violencia. ¿Cómo llegamos a este punto? Falta de detenciones de alto impacto al no contar con labores de investigación e inteligencia, corrupción, disponibilidad de armas de fuego, capacidad económica inmaculada de los delincuentes, así como amplia movilidad en carreteras federales y otras vías de comunicación. 

Y el escenario es aún más complejo: desde lo que se dice, como supuestos plagios de jóvenes como reclutas del crimen organizado, hasta lo comprobado, como la “importación” de ex militares, ex policías y ex marinos de otras naciones que llegan a territorio mexicano pagados por las organizaciones delictivas. 

La falta de información estratégica y “fallas” en el sistema migratorio provoca que esos perfiles de alto riesgo ingresen como turistas. 

¿Alguna vez existieron en México las capacidades de investigación e inteligencia desde una institución civil? Sí y siguen existiendo en la Policía Federal Ministerial. Pero también existieron en las áreas de Inteligencia, Investigación y Antidrogas de la Policía Federal. ¿Hubo efectividad? Sí, al menos durante 12 años las detenciones superaron las decenas de miles y la lista de generadores de violencia y líderes delictivos sería incluso amplia de relatar. 

¿Qué pasó con gran parte de ese personal con entrenamiento en México y agencias extranjeras como el propio FBI y la DEA? Les llegó un oficio donde decía algo así como: “Sus servicios ya no son requeridos por la que ya no es su Institución, porque no queremos que forme parte de ella”. 

¿Se podrá asumir y vencer este reto en la administración federal actual? Todo indica que sí. Aunque el Artículo 21 Constitucional establece que la Guardia Nacional, el Ministerio Público y las policías son las instituciones con capacidad de investigar los delitos, el actual Secretario de Seguridad, Omar García Harfuch propone el fortalecimiento de la propia Secretaría de Seguridad Pública para desarrollar investigación e inteligencia y coadyuvar con las fiscalías en la elaboración de carpetas de investigación, aunado a mecanismos de coordinación de las instancias de inteligencia, tanto federales como locales. 

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@SopiaHuett

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