Document
Por Stephanie Henaro Canales
audio-thumbnail
🎧 Audiocolumna
0:00
/188.424

Mientras el país le da la bienvenida a Claudia Sheinbaum, la geopolítica también lo hace a su manera, con una sonrisa que muchos tacharían de Monna Lisa, porque sabe que los retos que le esperan a la primera mujer en dirigir un país machista, no son sencillos.

Así es que sin perder el tiempo, la geopolítica ya ha comenzado a hablar en su toma de protesta con la presencia de 16 jefes de estado, de los cuales 13 son de América Latina y el Caribe y 3 son de África. Estados Unidos envió a la primera dama Jill Biden, el Rey de España no estuvo invitado, ni tampoco los presidentes de Ecuador y Perú. El mensaje es claro, y el uso para consumo interno también.

Mientras tanto, en el salón de fiestas de la bienvenida que la geopolítica le tiene preparada a Sheinbaum, el regreso de los nacionalismos, de los proteccionismos y de la xenofobia en el marco del cambio climático y del nuevo orden multipolar, ya se encuentran con su copa de champagne en mano par brindar por su llegada y desearle la mejor de las suertes. 

Sobre todo cuando se trata del momento nearshoring que estamos viviendo que no solamente incluye a Estados Unidos, sino que también a una China que mira a México con fines de relocalización de empresas y esto nos habla de un equilibrio geopolítico, que nuestro país debe lograr, ante un vecino del norte que promete combinar el nacionalismo con el proteccionismo y la xenofobia, ya sea con Harris o con Trump.

Al final de cuentas poco cambia con uno o con otro y esto nos lleva a hablar del proteccionismo y los aranceles que irán dirigidos en forma de pistola a la yugular del T-MEC, para ensalzar el nacionalismo estadounidense y presionar a México para que redoble sus esfuerzos como patrulla fronteriza de su país, y se convierta en los hechos en un tercer país seguro, que de alguna manera ya se alcanza a ver con Biden y su decreto para cerrar de manera unilateral la frontera.

De ahí el que la presidenta, tendrá que lograr desarrollar una política exterior que equilibre el nacionalismo mexicano frente al de Estados Unidos, sin cerrarnos la puerta de nuestro principal socio comercial. Porque el rumbo geopolítico será el mismo y esto de alguna manera también se alcanza a ver ya en Europa, con el avance de la extrema derecha y su creciente consideración del comercio como un riesgo de seguridad nacional a raíz de la disrupción en la cadena de suministros por los crecientes conflictos internacionales.

Representando esto último un reto geopolítico para nuestras cadenas de suministro, sobre todo cuando importamos cerca del 50% de los alimentos que consumimos y el cambio climático no nos ayuda, tanto por las altas temperaturas como por el exceso de lluvias.

Además de esto, también deberemos de buscar respuesta a nuestros apagones en las tendencias globales que se inclinarán cada vez más por el comercio de energía renovable sobre el de mercancías, y esto de alguna manera ya lo vemos entre Reino Unido y Noruega con el cable del Mar del Norte y también entre Australia y el resto del Asia Pacífico con el cable del sol. Poniendo esto último bajo la luz, nuevamente nuestra necesidad de equilibrar la relación con China frente a EE UU, porque los asiáticos llegaron para quedarse.

Así la bienvenida geopolítica de Claudia Sheinbaum. Se acerca el invierno.

El último en salir, apague la luz.

✍🏻
@StephanieHenaro

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.