Por Stephanie Henaro
Mientras Juan Luis Guerra desea en su célebre canción que llueva café en el campo, yo lo único que quiero en la vida real es que llueva, y que esto nos salve de las guerras del agua que están a la vuelta de la equina.
La crisis hídrica que hemos venido experimentando desde marzo y las imágenes del lago de Pátzcuaro, que ha perdido el 42% de su superficie por extracciones ilegales de agua, sequía y la sobreexplotación de los mantos acuíferos en la cuenca del lago, parecen visiones de un mundo que viene, en el que estaremos sedientos y seremos más conflictivos.
De hecho, un estudio reciente de S&P proyecta que en México, 20 de las 32 entidades no tendrán agua suficiente para el 2050 y por lo tanto, 60% del territorio mexicano experimentaría un menor crecimiento económico a medida que las sequías se intensifiquen, haciendo que quien no se muera de sed, probablemente se muera de hambre.
Así de sediento se pinta el futuro y por eso es importante ver que el presente también tiene sed.