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Por Susana Moscatel

Las campañas para la presidencia y vicepresidencia en los Estados Unidos no las podría haber escrito un guionista en Hollywood porque tacharían el guión de inverosímil e imposible de creer. Pero aquí estamos, solo en una semana y media con un intento de asesinato, una renuncia a la candidatura, una mujer de color en la contienda para la presidencia por primera vez y Hollywood siendo una pieza infinitamente más relevante de lo que muchos imaginan en todo esto. 

Hay mucho que explicar sobre el verdadero poder que aún tiene Hollywood en esta materia, sin la menor duda con su capacidad de generar (o retirar) donativos en tiempos cruciales para la política. Pero hoy quiero empezar por esta pequeña gema. Seguramente ya escucharon o leyeron en algún lado que J.D. Vance, el republicano de derecha extrema (a conveniencia) elegido para acompañar a Trump en la contienda ha hecho más que un comentario desafortunado desde que en el 2022 buscó y ganó un escaño en el Senado por parte del estado de Ohio. 

Obviamente a muchas lo que más no ha enfurecido de sus dichos, tengamos o no voto allá, es el siguiente: El partido Demócrata está siendo manejado por un montón de señoras con gatos que no tienen hijos, miserables en sus propias vidas y con las elecciones que han tomado al respecto. Un aplauso de pie para este autoproclamado Hillbilly, quien, entre otras cosas, ha sido uno de los arquitectos en tratar de hacer imposibles los derechos reproductivos de las mujeres allá incluyendo la inseminación in vitro, que para miles de mujeres es la única manera de poder, precisamente, tener hijos. 

Mujeres al frente del debate, abriendo caminos hacia un diálogo más inclusivo y equitativo. Aquí, la diversidad de pensamiento y la representación equitativa en los distintos sectores, no son meros ideales; son el corazón de nuestra comunidad.