Por Susana Moscatel
El tema de la obesidad es muchas cosas para muchas personas. Para muchos es un tema de estética. Para otros es una herramienta de opresión social. Por supuesto que es la razón de una de las industrias más rentables del mundo. Últimamente hemos visto muchos personajes para quienes también es un tema de orgullo: miembros de movimiento que se conoce cómo “body positivity” cuyos extremos también son una maquinita de dinero, en contra y a favor en YouTube y redes sociales. Del otro lado hay YouTubers que logran millones de vistas atacando a la “cultura de la obesidad” de maneras cruentas y sádicas. Hay programas de televisión donde la obesidad es el problema a vencer como The BiggestLoser y hay grupos organizados listos para defender a cualquiera de la “gordofobia” la cual hoy en día es formalmente considerada una de las principales razones de discriminación a nivel mundial.
Y luego está ese otro tema contundente que siempre te meterá en problemas con alguien si te atreves a mencionarlo: la obesidad SÍ es un tema relevante y creciente de salud. No puedo creer que decir eso sea controvertido hoy en día, pero admitir eso en ciertos espacios te vuelve un enemigo para miles de activistas que aseguran que puedes estar sano en cualquier peso. Eso es, categóricamente, falso. Pero no es tan sencillo como pareciera para quien lo quiere hacer bien.