Respira
Por Susana Moscatel
Como muchos de ustedes, ayer con la cobertura sobre el triste fallecimiento de la Talina Fernández nos tocó ver muchos de sus programas, momentos estelares y por supuesto, legendarias coberturas, siendo sin la menor duda el reporte sobre el magnicidio de Luis Donaldo Colosio el que más se destacó en muchos medios. Talina estaba trabajando en Tijuana en esos tiempos, tenía el reporte de la aglomeración y el buen humor del candidato ese fatídico día en Lomas Taurinas. Cuando tuvo que reportarle a Jacobo Zabludovsky la terrible noticia del asesinato fue cuidadosa, fue una reportera de absoluta credibilidad, fue un ser humano sensible que sabía que estaba dando información terrible que marcaría el futuro del país. Fue todo lo que tenía que ser en el momento más difícil de todos.
Ayer, me tocó estar en vivo en la televisión precisamente en los minutos en los que ya sabíamos que vendrían malas noticias respecto a Talina Fernández. Sabíamos que estaba muy grave, que la habían llevado a urgencias poco tiempo antes, hasta el diagnóstico teníamos, pero no íbamos a pronunciarnos sobre su triste partida hasta que fuera oficial. Hasta que supiéramos que era un hecho y no una especulación. En la televisión esos segundos pasan como la eternidad, un reporte en vivo cuya conclusión aún no tienes y ya estás al aire. En ese momento me vino a la mente precisamente como Talina había manejado ese tipo de situación. Recordé su claridad. Su precisión. Su manera de dar contexto. Recordamos al aire su trayectoria, esperando lo mejor pero preparándonos para lo peor. Y sí, en ese momento llegó la confirmación oficial. Nos despedimos entonces de La Dama del Buen Decir con respeto y con algo que jamás hubiese imaginado, con un aprendizaje más por parte de Talina, momentos después de que dejó este mundo.
