Nueva York - Hace una semana fueron los primeros premios Tony completamente presenciales desde que inició la pandemia y ser parte de ellos, gracias a Film&Arts es un sueño hecho realidad para una niña cuyas mejores —y hasta peores fantasías— cobraban y siguen cobrando sentido en el teatro.
Me fui contenta de saber que en México también está de fiesta nuestro gremio, en unos días OCESA Teatro va a estar celebrando los 25 años de lo que llaman, llamamos pues, “Broadway en México”, junto con las primeras 225 representaciones de Aladdín en nuestro país. Federico González Compean, Julieta González y Morris Gilbert no podrían hacer más para que tengamos estas maravillas en nuestro país.
Me imaginé de pronto estar frente al genio de la lámpara con solo tres deseos teatrales que pedirle.
Primer deseo - Es que lo que han hecho en Ocesa, y lo que han hecho otro productores en nuestro país no se dé por hecho. La mayoría de la gente no tiene una idea de lo profundamente difícil que es mantener una producción, de cualquier tamaño, funcionando y con las butacas llenas. Mi deseo es que estos sean los primeros veinticinco años de esta era del teatro y que también sigamos celebrando a los grandes por siempre. Los Fábregas, por ejemplo, que a tantos nos enamoraron de este increíble modo de existir, sentir, comprender y entrar en catarsis con la vida.
Hay bellezas en este momento, musicales y no musicales en nuestros teatros. Tenemos talentos enormes como el de Alan Estrada con 7 Veces Adiós, por ejemplo. Viene una de los musicales más hermosos y recientemente celebrados de nuevo y pronto les podré contar más. Y bueno, cada vez que se levanta un telón en este país es un esfuerzo casi imposible de lograr. Celebremos eso.
Segundo deseo tiene que ver con el que nos dejemos sorprender. Los musicales como Aladdín o El Rey León funcionan porque, aparte de ser bellísimos, la mayoría de la gente no pone resistencia, debido a que crecieron escuchando esas historias con música. Pero los musicales no tienen necesariamente que ser conocidos de antes para cambiar nuestra vida. La música ya está ahí. Y las historias, esas son las que uno debe cazar por todos los medios posibles antes de tener el privilegio de sentarse a ver un musical aquí, en Londres, Argentina o Nueva York.
Ese deseo es así de fácil. Suspendan la incredulidad. El soltarse a cantar sí es natural en las vidas que gozan y se permiten eso. Y, ¿qué creen? A veces las tragedias son mejor comprendidas a través del arte. Mi deseo es que nos demos permiso de ello y encontremos cosas que hagan cada vez mejores nuestras vidas.
Tercer deseo – Acabo de platicar con una de las personas más talentosas del mundo. Su nombre es John Cameron Michell y el 24 de este mes dará un concierto beneficio para Manos Amigues. ¿Tienen ustedes una idea lo que significa que el creador de Hedwig (no el búho, amigues, el del musical Hedwig and The Angry Inch) en nuestro país? Sobre todo porque está apoyando un comedor que no discrimina a la gente trans o queer o como defina cada une a su maravillosamente individual persona. Para él la pregunta fue extraña. La de: ¿Por qué en México? Pues porque, como el arte, ojalá pudiéramos ser ciudadanos del mundo y dejar de fragmentarnos siempre entre “ellos y nosotros”, “Unos o los otros”.
No hay más hermosa humanidad que la que compartes con hechos, que hacen la vida mejor, y que se cocinó colectivamente por un amor en común con las artes. En este caso el teatro y la música.
Por ello ese es mi deseo para el genio. Usemos el arte para ver más allá de nosotros mismos.
Entiendo que esto es un negocio y que a veces será difícil aterrizar conceptos en sociedades distintas. Pero les cuento algo, regresando a la belleza de los Tony: el mejor musical lo ganó una maravilla que se llama A Strange Loop. Trata de un hombre negro, alto, grandote y queer quien está tratando de escribir un musical donde no tenga que usar todos los lugares comunes que sus características por las que es definido parecieran exigir de él. “Big, Black and Queer, as American Broadway”, canta. ¿Y saben qué? La provocación, la confrontación me derritió de emociones y sentimientos. No. No hemos tenido las mismas experiencias. Pero sí anhelos, amores, deseos y ganas de estar vivos haciendo lo que amamos. Si Strange Loop nunca llega a México por motivos bastante adivinables, busquen aunque sea la música ustedes. Pónganse el reto que nos confronta el arte. Eso podría devastar nuestras absurdas diferencias. Así que gracias genio, el teatro sigue cumpliéndome deseo tras deseo de todos los modos posibles. ¡Tercera llamada! ¿Le entran a la función?
@susanamoscatel
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