Testimonio anónimo por seguridad, verificado por Opinión 51.
Por T.A.
Hace doce años, cuando tenía 21, fui a Videocine a entregarle mis fotos y currículum a Coco Levy. Yo acababa de llegar a la Ciudad de México para buscar trabajo como actriz y un actor que conocí en esa época, me recomendó buscar una oportunidad con Levy.
Como no conocía a nadie en CDMX no sabía a quién pedirle referencias. Llegué a su oficina y le enseñé mis fotos. En el momento en que las vio me dijo que no servían –eran headshots profesionales como las que pide cualquier director de casting–, que tenía que causar un mayor impacto en los productores, que tenía que usar mi sexualidad para obtener lo que quería.
También me dijo que “todas lo hacen”, “piensa en cualquier actriz que admires y así lo hizo”. Obviamente mi corazón se rompió en ese instante, pero no quería que se notara por lo que nada más me limité a sonreír y asentir.
Me despedí después de una conversación súper incómoda donde él se la pasó hablando de que las actrices teníamos que desbordar sexualidad. Antes de irme se puso delante de la puerta y se acercó muchísimo a mí. Prácticamente obstaculizando la salida, me dijo que la próxima vez que fuera, quería ver que todos los hombres de Videocine se me quedaran viendo.
Después de esta experiencia me fui a mi departamento triste y con el corazón roto. No quise acercarme al medio del cine durante muchos años, y me dediqué a hacer teatro.
Me afectó mucho en su momento y me impresionó cuando hace dos años, en la pandemia, me enteré que le había pasado exactamente el mismo modus operandi a muchísimas actrices más. Un año después, en una fiesta, el tema volvió a salir a la luz y entre otro grupo de actrices contaron exactamente lo mismo.
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