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Por Teresa López

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La menopausia es una etapa natural en la vida de nosotras las mujeres, un proceso que aunque a menudo se asocia con tabúes y mitos, puede convertirse en una oportunidad valiosa para el crecimiento personal y el autocuidado. 

Con motivo del “Día de la Menopausia”, considero esencial abordar este tema desde una perspectiva positiva resignificando la narrativa, fomentando la información, así como una conversación más abierta y honesta sobre sus implicaciones.

Entendiendo la menopausia

La menopausia generalmente ocurre entre los 45 y 55 años, marca el final de la menstruación, es de hecho un solo día en nuestra vida (el día en que cumplimos 12 meses continuos sin menstruación) y es resultado de cambios hormonales naturales. Este proceso se divide en tres etapas: primera, la perimenopausia (que por lo general comienza 10 años antes de la menopausia) segunda, la menopausia y tercera la postmenopausia (el resto de nuestra vida)

Durante estas fases, las mujeres experimentamos síntomas (algunas más y otras menos) entre los que se encuentran: sofocos, cambios en el estado de ánimo, insomnio, cambios en la composición corporal, dolores de cabeza, migrañas, dolores articulares, sudoraciones nocturnas, sequedad vaginal, mareos, taquicardias e incluso ataques de ansiedad, etc. A la etapa de mayor intensidad de síntomas, se le denomina climaterio. 

Los síntomas muchas veces resultan desafiantes, por ejemplo, el insomnio produce alteraciones en la calidad de energía, en el apetito y en el estado de ánimo, que a su vez nos hacen caer en un ciclo poco virtuoso. Sin embargo, es importante mencionar que los síntomas son temporales y suceden por la adaptación de nuestro organismo a las nuevas condiciones hormonales.

Más allá de los síntomas, algo que resulta importante tener presente es que los cambios hormonales nos hacen más susceptibles a condiciones y padecimientos de salud como: resistencia a la insulina, diabetes, hipertensión, obesidad, sarcopenia, osteopenia y osteoporosis. 

Ahora bien, los cambios hormonales no solo se reflejan en la salud física, también tienen un impacto significativo en la salud emocional. Por ello, es esencial adoptar un enfoque proactivo hacia esta nueva etapa y tomar las riendas de nuestra salud y bienestar. Y ¿por dónde comenzar?, en principio, informándonos, haciéndonos chequeos periódicos, visitando al médico especialista, adoptando un estilo de vida que fomente la salud desde un punto de vista integral, físico, mental, emocional y espiritual. 

Un estilo de vida saludable es clave para disminuir síntomas y prevenir enfermedades, es necesario incorporar hábitos que prioricen una alimentación consciente en donde lo que importe sea la nutrición (más allá de contar calorías) suplementación adecuada, actividad física, movimiento constante, sueño y descanso reparador, así como gestión del estrés.

El estrés por ejemplo, es uno de los detonantes principales de síntomas más intensos, por ello debemos incorporar hábitos para gestionarlo, tales como: momentos de pausa para comer con atención y calma, ejercicios de respiración consciente, mindfulness o yoga; todos estos son recursos valiosos que también propiciarán una mayor conexión con nuestro cuerpo y emociones, y además nos apoyarán en cultivar una mentalidad positiva, para aceptar los cambios de forma proactiva priorizando nuestro cuidado.

Sabemos que cambiar hábitos no siempre es fácil, sin embargo, hoy en día existen infinidad de recursos, por ejemplo cursos, talleres, libros y coaches especializados para apoyarnos en alcanzar nuestros objetivos de bienestar.

Un nuevo comienzo

Más allá de los síntomas físicos y emocionales, la menopausia representa una oportunidad para la reinvención. Es un momento en el que las mujeres tenemos la posibilidad de reevaluar nuestras prioridades, redescubrir pasiones y sobre todo fomentar el autocuidado. Esta nueva etapa es sin duda una oportunidad de crecimiento personal.

Creando conexiones significativas

La menopausia también brinda la oportunidad de fortalecer nuestras relaciones interpersonales, por ejemplo formar parte de grupos de mujeres que estén viviendo lo mismo que nosotras, nos brinda la posibilidad de generar conexiones, de compartir historias, consejos y apoyo emocional. Estas conexiones pueden ser profundamente enriquecedoras, creando redes de amistad y solidaridad que trasciendan los retos que nos presenta la menopausia.

Comunicación abierta y honesta

Por otro lado, un aspecto crucial para resignificar la menopausia es fomentar una comunicación más abierta y honesta sobre el tema. Muchas mujeres se sienten solas en su experiencia, en parte, debido a la falta de diálogo. Es vital que tanto en el entorno familiar, de pareja y profesional se comprenda la importancia de hablar sobre la menopausia sin tabúes y sin juicios. Esto no solo nos beneficia a las mujeres, sino que también ayuda a que en la sociedad se desmitifique este proceso natural.

El cambio de perspectiva es necesario, la menopausia no debe ser vista como un signo de envejecimiento o declive, sino como una etapa de la vida repleta de posibilidades. Como sociedad, debemos trabajar en eliminar estigmas asociados con la menopausia, promoviendo la idea de que puede ser enriquecedora y de renovación.

Conclusión

La menopausia es una etapa natural e importante en la vida de nosotras las mujeres, merece ser celebrada, no temida. Al resignificarla y aceptar su propósito, podemos abrazar las oportunidades que propicia: crecimiento, autocuidado y conexión profunda con nosotras mismas y nuestro entorno. Con información, enfoque proactivo, atención en nuestro bienestar integral y comunicación más abierta, podemos transformarla en una experiencia enriquecedora para vivirla en plenitud.

*Creadora de Integral Wellness, emprendimiento que transforma vidas a través del cambio de hábitos. Coach, instructora de yoga, meditación y experta en Workplace Wellness, comprometida en guiar a las personas hacia un estilo de vida más saludable. Certificada por el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales de la SEP.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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