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Por Thelma Elena Pérez Álvarez
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Frente al beneplácito de unas y la duda de otras sobre el hecho que Claudia Sheinbaum es la primera presidenta electa de México, lo que sabemos es que ser mujer no garantiza una visión feminista interseccional o perspectiva de género, que la instrumentalización de estas visiones por partidos y gobiernos de distintos colores ha reforzado al sistema patriarcal y que dicha instrumentalización ha generado, por ejemplo, 10 feminicidios al día. Asimismo, conocemos la trayectoria de esta política mexicana y los cuestionamientos sobre cómo y hasta dónde logrará mejorar la vida de las mujeres mexicanas durante su sexenio. 

La actual presidenta ha declarado que procurará la continuidad de la Cuarta Transformación o 4T con su propio estilo, proyecto político con sustancial carga simbólica cimentada, por ejemplo, en desigualdades de género, edad, clase, etnia y raza. De manera que, realizar un análisis de contenido y crítico del discurso a la disertación que Claudia Sheinbaum leyó en la ceremonia de investidura presidencial podría cooperar con una aproximación sobre lo que podría ser ese propio estilo.

La importancia de analizar un discurso de investidura presidencial radica en la información que proporciona sobre la dirección que el país tendrá en los próximos años a partir de líneas de acción, cambios o continuidad de políticas anteriores. Con esto en mente, analizamos el discurso de Claudia Sheinbaum, entendiéndolo como una acción social enmarcada en su contexto. Es decir, en la comprensión, la comunicación e interacción dentro de estructuras y procesos socioculturales, con el objetivo de registrar las palabras con mayor número de menciones y acciones para mejorar las condiciones de vida de las mujeres.

El discurso se compone de un total de 4492 palabras que articulan 85 párrafos. Del total de palabras se descartaron preposiciones, nexos, adverbios, conectores, verbos auxiliares, modales y adjetivos posesivos, de manera que, el corpus de análisis corresponde con 231 palabras.

Algunos de los resultados del análisis de contenido muestran, por ejemplo, que la presidenta hizo 79 menciones indirectas relacionadas con hombres (presidente, herederos, amigo, empresarios), mencionó 41 nombres masculinos (Benito Juárez, Gabriel Boric, Vicente Guerrero), expresó 6 veces Andrés Manuel López Obrador e hizo 6 menciones indirectas al mismo personaje (usted, él). 

Sobre el número de menciones de palabras relacionadas con mujeres, expresó 62 menciones indirectas relacionadas con mujeres (presidenta, heroínas, embajadoras, tías, abuelas, todas), enunció 13 nombres de mujeres (Leona Vicario, Frida Kahlo, Jill Biden). Asimismo, utilizó 14 veces la palabra mujeres y mencionó 35 veces México. La siguiente nube de palabras muestra una representación gráfica de la frecuencia de las menciones:

Fuente: elaboración propia

El análisis de contenido al discurso arroja que las 231 palabras exponen la huella del sistema patriarcal en la estructuración dentro y fuera del texto que leyó. Asimismo, el análisis crítico aplicado al mismo texto muestra, por ejemplo, que las posiciones de poder están ocupadas por los hombres, de ahí que en el discurso haya más menciones a presidentes, primeros ministros, héroes de la patria, amigos y al presidente saliente, pero no basta con mencionar muchas veces a las mujeres, reconocerlas y agradecerles, si la primera presidenta de México no es explícita sobre las acciones que llevará a cabo para mejorar las condiciones de vida de las mujeres.

Por ejemplo, lo que sí mencionó es la continuidad de programas sociales que incluyen a niñas y mujeres como: Pensión Universal para las y los Adultos Mayores, Pensión Universal a Personas con Discapacidad, becas Benito Juárez para estudiantes de preparatorias públicas, becas a estudiantes de escasos recursos, Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, la Escuela es Nuestra y la Clínica es Nuestra.

También, enunció 3 programas de bienestar nuevos: apoyo bimestral a mujeres de 60 a 64 años, beca para niños y niñas de escuelas públicas: preescolar, primaria y secundaria. Prevención y atención a la salud en casa para adultas y adultos mayores, incluida la contratación de 20 mil médicos, médicas, enfermeros y enfermeras. Aumento de preparatorias y universidades públicas para hacer posible 300 mil espacios más y la construcción de un millón de viviendas para jóvenes en esquema de renta y después de compra. 

En materia de seguridad, expresó los cuatro ejes de su estrategia: atención a las causas (con la posibilidad de que las y los jóvenes mexicanos tengan acceso a todos los derechos). Inteligencia e investigación, fortalecimiento de la Guardia Nacional, coordinación con municipios, estados, Ministerio Público y Fiscalía General de la República. 

Lo que la presidenta no mencionó, y ahí también se manifiesta la impronta patriarcal, son acciones concretas para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia machista, para atender la crisis de violencia feminicida, para dotar de recursos a los refugios para las mujeres, para atender a las madres buscadoras, para reducir brechas, como la laboral, la salarial y la digital, por mencionar algunas.

Porque si “solo lo que se nombra existe”, esperamos que la presidenta Claudia Sheinbaum accione para animar la compresión de que la injusticia sociocultural y socioeconómica que experimentamos las mujeres, como menciona Nancy Fraser, no se queda únicamente en el reconocimiento simbólico, sino que va acompañada de la redistribución de recursos, como los públicos, en sentido amplio.

*Thelma Elena Pérez Álvarez es docente en comunicación digital, publicidad y marketing en universidades de España y México. Trabaja activamente para que el Estado mexicano garantice el derecho humano a la alfabetización mediática e informacional.


Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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