Por Thelma Elena Pérez Álvarez
La inteligencia artificial (IA) forma parte de nuestro día a día en sectores como la educación, la salud, el entretenimiento, el consumo, la defensa y la economía. En el norte global se habla ya del nacimiento de un nuevo orden mundial dinamizado por la utilización de la inteligencia artificial, la cual representa un catalizador de cambio estructural que está reconfigurando tanto la riqueza y el poder como la eficiencia y la seguridad a nivel global.
La capacidad de los países para adaptarse a la era de la IA depende de factores como la inversión en investigación e infraestructura tecnológica, la creación de políticas públicas y marcos reguladores que, al tiempo que fomenten la innovación tecnológica establezcan alternativas para el desarrollo humano.
En términos publicitarios y propagandistas la promesa básica sobre el desarrollo humano en tiempos de la IA se centra, por ejemplo, en narrativas que promueven a la inteligencia artificial generativa (IAG) como una herramienta capaz de expandir las capacidades de las ciudadanías, mejorar la productividad, por ejemplo, a través de la generación de contenido original (texto, imagen, audio y video) a partir de datos existentes y operaciones de algoritmos y redes neuronales generativas, lo cual podría favorecer el aprendizaje de habilidades y conocimientos sobre tecnología, comunicación y colaboración, permitiendo a las personas enfocarse en actividades estratégicas, toma de decisiones y empoderamiento personal y colectivo.
Sin embargo, la realidad muestra que los países que no logren adaptarse rápidamente a esta nueva realidad podrían enfrentar importantes desafíos para contender con las brechas que lo anterior podría ampliar y generar, relegando a una posición secundaria a quienes no puedan adaptarse. Aunado a lo anterior, la falta de acceso a la tecnología podría perpetuar y profundizar las desigualdades entre hombres y mujeres.
Por ejemplo, de acuerdo con la UNESCO a nivel global, los hombres tienen 25% mayor probabilidad de adquirir los conocimientos y habilidades para utilizar herramientas tecnológicas que las mujeres. Y en América Latina, el 40% de las mujeres no cuentan con conexión o no pueden pagar servicios de Internet. Lo anterior cobra vital importancia si consideramos factores como la pobreza, la discriminación, el racismo, la situación migratoria, los cuales generan estigmatización y exclusión en mayor medida hacia las mujeres.
Frente a este contexto, nuestro país tiene el gran desafío de generar condiciones específicas para que, en primer lugar, las mujeres accedan a la tecnología en términos de conectividad y también para que puedan acceder al conocimiento sobre la utilización de herramientas tecnológicas, incluida la inteligencia artificial generativa, para que la carencia únicamente de lo anterior no incremente todavía más la brecha digital que las mujeres en México ya experimentan, la cual no es menor, por ejemplo, si tomamos en cuenta que el 63% de las mujeres que no usan Internet reportan que la principal razón es no tener los conocimientos necesarios para ello.
En el mismo sentido, la UNESCO ha recomendado específicamente a México favorecer la inclusión de las mujeres en el desarrollo tecnológico como una tarea fundamental para eliminar brechas que impiden a mujeres y niñas tanto al acceso pleno a la era digital como a lograr una mayor representación en el ámbito científico relacionado con la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Los números en México no favorecen este tema, ya que en el ciclo escolar 2021-2022, un 23.67% de mujeres se inscribieron en estudios superiores relacionados con las tecnologías de la información y comunicación.
Lo anterior, genera una primera interrogante ¿cómo accederán las mujeres y las niñas mexicanas a la promesa básica de la inteligencia artificial generativa si el acceso a la herramienta elemental de la conectividad no está garantizado?
El desafío de nuestro país para garantizar el acceso pleno a la era digital a mujeres y niñas es enorme y esto, considerando únicamente el acceso a la tecnología en términos de conectividad. Igualmente, es primordial hablar del acceso al conocimiento sobre la utilización de herramientas tecnológicas, incluida la inteligencia artificial generativa y el fomento de una mayor representación de mujeres en el ámbito científico.
En la siguiente entrega ejemplificaré cómo la brecha digital y la IA generativa perpetúan y profundizan desigualdades entre hombres y mujeres.
* Thelma Elena Pérez Álvarez es docente en comunicación digital, publicidad y marketing en universidades de España y México. Trabaja activamente para que el Estado mexicano garantice el derecho humano a la alfabetización mediática e informacional.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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