Por Ximena Gómez
Soy Ximena Gómez y vivo en el Estado de México, en el municipio de Tlalnepantla de Baz. Mi causa es el acceso a la información y la democratización del conocimiento, principalmente guiada por el cuestionamiento a las instituciones académicas y su accesibilidad, y priorizando la acción y la intervención en espacios públicos a través de fanzines.
Comencé a ser activista sin planearlo, fue una cosa muy espontánea. Tras salir de una licenciatura que se enfocaba principalmente en la rama académica, me di cuenta que no era un espacio que me gustara y comencé a sumarme a espacios para acuerpar combates, especialmente en ese momento me resonaban los del movimiento feminista, y a partir de esos acercamientos encontré en la labor social una motivación para reivindicar mi ser historiadora y dejar de escribir historia con h mayúscula para comenzar a escuchar las historias con h minúscula y en plural. Además, mi acercamiento a la catalogación de archivos de víctimas de crímenes de Estado me dio una perspectiva amplia de lo que acontecía en el país, evidenciando que las situaciones políticas y sociales no son las mismas para todas las personas y que vivimos en desigualdad.
Me asomé a Constituyentes primero por recomendación de una amiga, pero también porque la labor de acompañar las causas sociales es a veces muy solitaria. En el tiempo en el que me enteré de la convocatoria comenzaba a sentirme sola y no desmotivada del todo, pero sí un tanto agüitada al saber que era un gran riesgo ser activista en este país, y el escuchar de un espacio de acuerpamiento que me permitía no sólo sentirme acompañada sino conocer a otras personas. Me parecía necesario y fue de ahí que decidí postular para la convocatoria de Constituyentes y me llevé una gran sorpresa al darme cuenta que no sólo me sentía acuerpada sino que también sentí que resonaba con otras personas.
Ser activista en México es difícil. Escuchas, ves y vivencias las violencias del sistema que en muchas ocasiones se traducen en burocracia, pero también en muchas otras en violencia, en muerte. Somos de los países con más ataques a PERSONAS DEFENSORAS de la tierra, con más ataques a personas periodistas. Tal gran cantidad de abusos son los mismos que motivan la acción y la participación social como activista, pero a veces también es difícil pues como sabes que las instituciones y los organismos estatales no son fáciles, ese actuar requiere de mucha motivación.
Definitivamente ser activista en el país es difícil por el contexto, como ya lo mencioné, pero creo que hay algo en la labor, en la acción, que pues a veces ni siquiera se siente como una labor sino como una convicción personal, que es que conectas con otras personas en campo, que reconoces que las preocupaciones que te angustian, le angustian a otras personas y que aunque nos quieran hacer pensar que vamos contra corriente, somos muchas personas nadando juntas en sentido contrario, defendiendo el reconocimiento de aquello que nos duele y sabiendo que podemos hacer algo, que no todo está perdido.
A futuro creo que hay muchos retos en el ámbito, en el acceso a la información. La desaparición del INAI tiene implicaciones fuertísimas que requieren al menos de las personas que estamos involucradas en el acceso a la información, una implicación de vigilancia y seguimiento para garantizar que los y las ciudadanas podamos acceder a la rendición de cuentas. Creo que ahora nos las vemos complicadas porque van a ser momentos, al menos este año y el que viene, de ver cómo se va a redefinir esta situación para saber cómo vamos a poder acceder a esos datos que brindaba el INAI.
En general creo que los retos también tienen que ver con la existencia de grandes monopolios, empresas que cada vez llegan más al país y se ve cómo están haciendo megaproyectos que amenazan no sólo a la biodiversidad de nuestro país,sino también a nuestra propia existencia en el propio costeo de nuestras casas, de nuestros espacios de esparcimiento. Creo que en ese sentido hay muchas cosas contra las cuales enfrentarnos, pero también creo que cada vez somos más personas que nos reconocemos en estos combates y que no sólo nos reconocemos, sino que nos acuerpamos y nos acompañamos y en ese sentido creo yo que el activismo en nuestro país tiene un futuro muy prometedor, porque estamos uniéndonos y manteniendo ese fuego constante de combate como cada vez más grande y más grande. Eso es lo que COMO ACTIVISTA puedo contar.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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