Por Yessica de la Madrid
A días de que culmine el año 2024 se hace necesario echar una mirada profunda a los dos crecimientos de mayor relevancia para el país: el crecimiento económico y el crecimiento de la inseguridad y la violencia.
Comencemos con los saldos que nos arroja la culminación del sexenio del ahora Expresidente Andrés Manuel López Obrador en ambas agendas.
La administración lopezobradorista entregó a los mexicanos uno de los promedios de crecimiento más bajo en décadas; los datos económicos publicados hasta el momento, así como la estimación de crecimiento que se tiene para este año, señalan que el Producto Interno Bruto (PIB) creció, en promedio, 1.4 por ciento.
Si bien el sexenio fue influido por la grave crisis económica que aportó la pandemia de COVID-19, los análisis remarcan que las políticas asumidas por el gobierno mexicano como la focalización del gasto público en megaobras como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto Felipe Ángeles, en detrimento de un gasto en infraestructura nacional, han limitado o cancelado este tipo de inversión en la mayor parte del país, influyendo en el crecimiento económico e industrial de varias regiones.
Ello generó incertidumbre en la iniciativa privada, acotando la inversión a células de inversión gubernamental local y regional. Para finales del 2024 encontramos un país con finanzas públicas debilitadas por un alto y caro endeudamiento, con notas muy bajas de las agencias calificadoras internacionales, un déficit preocupante y una alta inflación que afecta, sobre todo, a quienes menos tienen. Esto quizá no se nota en el bolsillo de buena parte de los mexicanos por tres razones: Primero, el famoso Nearshoring, que compensa el efecto de políticas públicas erráticas; Segundo, los programas sociales que son un aumento real en los ingresos de los hogares más pobres del país, y el efecto de las remesas, y; Tercero, el inmenso capital que ingresa a nuestra economía por la vía informal y criminal, mismo que, aunque podemos someramente calcular, no existe certeza sobre su verdadero impacto en la economía.
El otro tema candente al cierre del 2024 es la inseguridad y la violencia. La política de “Abrazos y no balazos” que se tradujo en pasmo del Estado Mexicano para asumir su primera obligación, dotar de seguridad, y proteger la vida y patrimonio de la población bajo el modelo del monopolio de la violencia, ha dejado sectores del país inermes ante la delincuencia organizada que lastima a los ciudadanos e impone sobrecostos dentro de la economía, sobre todo la local. El saldo de homicidios, de casi 200 mil en el sexenio, sin una baja sensible de la tendencia en 2024. Esto no es de este año, es la consecuencia de políticas públicas que dejaron crecer la criminalidad a lo largo y ancho del territorio nacional, dejando a la vista de todos la complicidad y en el mejor de los casos, la falta de compromiso de algunos gobiernos estatales y municipales para hacer frente a la delincuencia organizada, pero también el repliegue de las fuerzas federales para seguir con la tarea.
Las elecciones del 2024 ratificaron que la mayor parte del país apoya un gobierno central fuerte, producto de la polarización que se impulsó desde Palacio Nacional. Este ambiente de confrontación constante, creado en 2018 y que en 2024 no ha cesado, ha dificultado la implementación de políticas públicas consensuadas. Y en ello, asumió mayor poder el partido gobernante.
Aunado a ello, existe una clara incertidumbre sobre lo que viene para México en el 2025, sobre todo por el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump y un ala muy radical de conservadurismo y xenofobia al interior del Partido Republicano que quieren alterar el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en materia comercial e imponer condiciones de dominio respecto a la seguridad y lo económico hacia nuestro país.
Bajo todo lo anterior, tenemos un año de claroscuros, que deja más dudas que certidumbre sobre lo que viene.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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