Por Yohali Reséndiz
No es ninguna novedad que en tiempo de lluvias los habitantes de la zona metropolitana de la Ciudad de México entran en una etapa de crisis y angustia y cómo no, si la probabilidad de perder su patrimonio depende de la medición de metro cúbico de agua por segundo que emite minuto a minuto el pluviómetro estatal.
Ya la autoridad debió aprender que después de un torrencial lo que seguirá en el Estado de México al Oriente de la Ciudad, es el desbordamiento de aguas negras llamado injustificadamente Colector Solidaridad y luego de que el agua apestosa inunda todo emerge la indolencia de la autoridad que sexenio a sexenio flota igual que los desechos de todo tipo.
Y son los funcionarios en turno los que repetirán como loros que la tragedia se dio por “lo repentino e intenso de las precipitaciones pluviales o por los efectos imprevisibles del cambio climático” chorradas….detrás de una inundación de aguas negras por tormenta siempre resaltará la misma negligencia de la autoridad.
Negligencia porque en un año saben que al menos habrá tres posibilidades de una tragedia como las que hoy enfrentan los habitantes del municipio de Chalco. Y mientras las familias tratan de salvar su patrimonio, la autoridad desde la comodidad de su sillón o camita calientita, se enteran de la tragedia cuando el tele conductor da la noticia y en pantalla aparecen las mismas imágenes que todos los años los camarógrafos de todas las televisoras graban una y otra y otra vez llenando los espacios informativos.
Ahí aparecen las imágenes más lastimeras, las que causan tristeza… las que asombran y en la que la ruindad y el derrumbe de las familias se vea más nítida en la imágen.
Y ahí vendrán las frases:
“Lo hemos perdido todo”
“No puedo ni llorar del coraje, se irán a la basura 25 años de mi vida, aquí tenía mi vida entera en este álbum que ahora está enlodado”
“Mi refrigerador todavía no lo termino de pagar y mire nada más como quedó”
“Este es mi carro, no estaba asegurado y trabajo como chofer, ¿y ahora que voy a hacer?
“Sólo cuando vienen las cámaras, las pinches autoridades se presentan y vienen a prometer que van a resolver, ¿en qué gastan el dinero?, año con año es lo mismo, yo soy trailero, estaba en un viaje cuando mi mujer me llamó y mire nada más, mire cómo están mis hijos, todo se fue a la chingada”
Son las mismas frases de cada año pero los nombres y apellidos cambian.
Y mientras los afectados cerraban la vialidad y le partieron el espinazo a la México-Puebla, esa noche la autoridad durmió plácidamente en casita con sábanas limpias y sus hijos a salvo en contraste con hombres y mujeres que con los pantalones arremangados y descalzos lloraban frente a los montones de cosas materiales que no significa para ellos otra cosa que dinero y trabajo, horas y vida invertida de todas las familias que han edificado su hogar en un lugar en el que después de la lluvia, el agua negra apestosa lo bañó todo sin importar si es una abuela en silla de ruedas quien derrama lágrimas de dolor o un niño con cáncer, ahí todos se miran igual porque todos perdieron lo mismo y dentro sienten la misma frustración culpándose una y otra vez porque se quedaron dormidos y no sintieron cuando la crecida de agua se metió por los resquicios de sus puertas y se ha echado a perder lo que con tanto sacrificio compraron a mensualidades.
Y pues…seguro este gobierno benefactor ya está preparando los vales para canjear por electrodomésticos o colchones o muebles pero entiendan que ese vale jamás podrá ser canjeado por el mismo refrigerador ni una sala igual o un colchón igual a la que perdieron con el agua hedionda estancada porque todas esas cosas tienen otro valor: la historia de construcción de un hogar a base de un esfuerzo y trabajo digno.
Cada año, la autoridad estatal y nacional sabe que la presión de agua en tiempo de lluvias que recibe el sistema de desagüe en esa zona puede romper el canal subterráneo. A estas alturas ya debieron heredar a quienes llegan y llegan y llegan a suplirlos que son miles de millones en volumen de agua lo que caerá del cielo y siguen sin prevenir y sin invertir.
Soy la periodista que hizo enlaces para Grupo Imagen con las aguas negras hasta arriba de mi pecho, soy aquella que mientras en Valle Dorado cientos de familias buscaban cómo salir, cargué en mis brazos a una niña y en cada mano dos niños más y los acerqué con su familia.
Soy la periodista que llevó las imágenes de la derrota de hombres y mujeres que se sentaban a llorar y a gritar porque dentro de su casa todo era basura, lodo y heces….
Soy la misma que en una conferencia confrontó al titular de Conagua y al presidente Enrique Peña Nieto y a quienes siguieron después porque claro, tragedias cómo estás se han repetido cada año.
Después de varios años de esos enlaces en cadena nacional la autoridad ha sido incapaz de resolver definitivamente un gran problema que aparece alrededor y dentro de esta gran Ciudad después de la tormenta.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.
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