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Por Yohali Reséndiz
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“Los distintos encuentros agresivos de Cuauhtémoc Blanco con las mujeres no es algo nuevo. Siempre me hizo ‘ruido’ que Cuauhtémoc tuviera ciertas conductas que a primera vista para cualquier persona consciente, es una alerta, un foco rojo”, me explicó hace un par de años un colaborador cercano al ex futbolista cuando éste aún era gobernador en Morelos. 


La violencia de Cuauhtémoc Blanco contra las mujeres era tema servido con el desayuno, comida y cena entre el círculo cercano al mandatario. 


Las escenas de abuso de poder contra varias mujeres no le restaban “lo buena persona” pero sí lo ubicaba como un “macho desorientado”. 


La fama como uno de los más destacados futbolistas nunca fue opacada en sus excesos porque esa “fama” nada ni nadie la podía nublar ni borrar, por el contrario, esa “adoración por el ídolo del fútbol mexicano” incluso llegó a justificar los insultos y canalladas, bajezas y comportamientos incomprensibles y habría que agregar que los testimonios coinciden que su naturaleza es parte de la “normalidad” en sus excesos y el valemadrismo nato que lo caracteriza. 


Aclaro que los testimonios utilizados para esta columna no son de ayer, ni de hace un mes, sino de al menos un par de años en que a muchos de ustedes consta, he dado seguimiento al personaje público. 


Cada acción violenta quedaría registrada en la memoria de quienes son y en algún momento fueron parte de su círculo cercano. 


“Lo que más llamaba la atención no eran los despilfarros, sino la violencia física y verbal constante con las mujeres, imagínate, lo fue con su primer esposa y no ocurrió nada ¿entonces, quién iba a pararlo?” dijo un colaborador cercano que prefiere mantenerse anónimo. 


Lo que ha trascendido en las historias de las relaciones de Cuauhtémoc Blanco es que tarde o temprano esas mujeres (públicas o no) fueron marcadas por los golpes. 


“Me da pena hasta compartirlo pero todos los que conocemos al actual Diputado van a saber que no miento y que hace tiempo hay una mujer a la que permanentemente se refiere como la tóxica, incluso no sé si leiste pero hay versiones periodísticas que aseguran existen copias de vídeos donde estos excesos quedaron registrados”, dice. 


“Algo que recuerdo es que el ex gobernador amenazaba y fueron muchas personas amenazadas por él. En las reuniones diarias con sus colaboradores y amigos casi siempre terminaban en amenazas para alguien. Era clásico que cuando bebía se dedicara a marcarle vía telefónica a la gente para pendejearla y luego amenazarla”. Dice un hombre (personal de confianza) que trabajó en Casa Morelos. 


“Es muy difícil para mí decir esto pero he llegado a concluir que después de golpear o abusar sexualmente de alguna víctima, recurría a la  amenaza. Si el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador hubiese sabido que siempre lo echaba por delante, seguramente hoy Cuauhtémoc Blanco estaría en otro lugar y no sería diputado”, argumenta. 


Las fuentes consultadas coinciden que en el plano laboral y sexual hubo una práctica común, Cuauhtémoc Blanco era señalado de acosar a varias funcionarias de su gobierno. 


Las invitaba, llamaba, les escribía mensajes, las obligaba a asistir a eventos, a comidas supuestamente de trabajo y luego las cortejaba para después atacarlas. 


“Ese fue un patrón común. Los funcionarios, amigos y familiares a su alrededor le cumplían sus caprichos y eran interlocutores con sus víctimas. Otro común denominador era que rentaba departamentos, casas o las llevaba a vivir a Casa Morelos, ofrecía ayuda pero al final eran a cambio de favores sexuales. Lo planeaba, era su modus operandi, le creían y después en algún momento de la relación laboral o amistosa les cobraba el favor quisieran o no”


Un secreto a voces era la contratación de prostitutas a través de amigos cercanos y refieren que también fueron abusadas y golpeadas. 


Casa Morelos y la oficina del gobierno del estado en Cuautla, sus lugares favoritos para enfiestarse y dar rienda suelta a su ilimitada sed sexual.


“Las intentaba conquistar, luego usando su fama, las llevaba a fiestas o a reuniones de trabajo, después las hacía suyas -como vulgarmente se dice- y luego las hacía sus novias” dice otro testigo. 


“Hubo prostitutas a las que contrataban para abusarlas y otras que eran denigradas al grado de miarlas frente a sus amigos”. 


En Morelos, hay historias de terror de ex funcionarias que salieron a restaurantes y luego fueron agredidas, presionadas y amenazadas. 


El miedo ha sido y sigue siendo un factor para que las mujeres no denuncien. 


Violar desde el poder sigue siendo una práctica común en nuestros tiempos mientras el miedo de las víctimas sea atropellado por quienes deben escucharlas y creerles y  a quienes han denunciado hacerles justicia.

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@yohaliaresendiz

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.


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