Por Yohali Reséndiz
El violador Saúl Huerta jamás pensó en su víctima ni en mancillar su dignidad cuando con argucias lo llevó presumiblemente drogado a un hotel de la Ciudad de México.
Jamás pensó en el trauma causado a su víctima que horrorizado luchaba sin poder moverse o levantarse de la cama cuando frente a él, Huerta se presentó desnudo, sin pantalones y trusa mirándolo con lujuria y le puso su mano en su pene y Huerta comenzó a tocarlo a él para luego abusar sexualmente. El joven de 15 años en un grito ahogado sólo atinó a llorar y pensar: tengo que escapar de aquí, en cuanto pueda.
Seguramente leerán escandalizados sobre el lenguaje crudo en esta columna pero dejemos de lado los asombros para ubicar el trauma de quienes NO son responsables de una VIOLACIÓN sino víctimas.
¿Acaso la autoridad judicial pensó en la víctima del violador al otorgarle una sentencia de 3 años 4 meses?
¿Y qué me dicen al leer que lo obligan a un pago de 18 mil 960 pesos como reparación del daño cuando aquella mañana el mismo agresor le ofreció en efectivo 200 mil pesos a la madre del joven para que “no lo dañaran públicamente”.
¿La dignidad y las lágrimas de este valiente joven, para la autoridad valen 18 960 pesos?
Ésta es la primera sentencia de Saul Huerta por abuso sexual en la que se le otorga el sustitutivo de libertad al no rebasar la pena de 3 años y medio; sin embargo y aunque siga en prisión por un segundo proceso, nada garantiza que el segundo proceso sea igual de suave para el agresor sexual de Huerta y en unos meses obtenga la libertad.
Quiero pensar que la autoridad judicial se está asegurando que Saúl Huerta en reclusión está recibiendo tratamiento psicológico para que no reincida, cuando salga libre, ¿verdad? Porque claro, en este país la autoridad se asegura que antes de excarcelar a un delincuente, estos entran en programas psicológicos para que no reincidan, ¿no?
Es obvio que escribo con sarcasmo porque en este país lo que menos le importa a las autoridades judiciales, es la salud mental de víctimas y victimarios.
Y la pregunta sigue siendo, ¿por qué tantos privilegios a un violador?
¿Por qué contemplar excarcelar a un delincuente sin que cumpla su condena y dejar que salga en libertad, arraigado, pero en libertad? Afortunadamente se quedará recluido pero esto con estas autoridades “será de mientras”.
¿Qué nunca más volverán a delinquir? Porque lo que ha hecho Saúl Huerta respecto a violar jovenes no es la primera vez ni la segunda ni la tercera ni tampoco será la última, basta acercarse a leer el capítulo dedicado a este violador en mi libro: Violar desde el Poder de Aguilar, Penguin Random House Mondadori.
Medidas como la utilización de pulseras de geolocalización y la libertad- al menos para violadores -no impide que le introduzcan pene a alguien, ¿o si?
18 960 pesos ¿para cuántas sesiones de terapia le alcanza a la víctima?
¿Cuándo será el día en que los jueces dejen de proteger a pederastas y violadores?
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